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Tablada entierra una cápsula del tiempo con elaboraciones de Bodegas F. Salado hasta el próximo centenario

Bodegas F. Salado, ha sido la elegida para soterrar la cápsula con tres botellas, con vinos de uva garrido fino sevillana, enlazando así el espíritu de las bodegas y del Acuartelamiento Aéreo, como colofón a los actos de su centenario

Una urna de cristal llena de tapones de corcho, periódicos, un libro con la historia de Tablada y tres botellas de una edición especial para la ocasión es lo que preparó el Acuartelamiento Aéreo de Tablada el pasado viernes. Todo ello se enterró en una cápsula del tiempo que permanecerá a escasos metros de la Sala Histórica diseñada por Juan Talavera. Dentro de cien años, en el próximo centenario, se abrirá esta cápsula del tiempo para que los futuros mandos de Tablada y los descendientes de Bodegas F. Salado brinden en honor a la jornada vivida el viernes y que ha hermanado a un acuartelamiento con cien años de historia y a una bodega con dos siglos de solera.

El acto, estuvo presidido por el general de División y director Enseñanza del mando del Personal del Ejército del Aire, Enrique Biosca, y contó con la asistencia del propietario de Bodegas Salado, Rafael Salado. El enólogo Juan Alberto González fue el encargado de preparar esta edición especial de vinos basados en la uva garrido fino, elegida al ser autóctona de Sevilla, a escasos metros del Acuartelamiento, en el corazón del Aljarafe. Y el enocomunicador Fran León se encargó de dirigir la cata.

Juan Alberto González eligió enológicamente los vinos que se introdujeron en la urna, una edición limitada que incluye uno de crianza oxidativa fortificado dulce y otro seco, mientras que la tercera botella ha seguido el método champanoire y está elaborada con uva garrido fina sin sufrir el proceso de degüelle. Una elaboración muy cuidada para que dentro de cien años los vinos se puedan saborear y disfrutar en buen estado para su consumo.

El objetivo del evento era armonizar las historias centenaria y bicentenaria de Tablada y Bodegas Salado, dos instituciones que hacen, con esta cápsula del tiempo, una apuesta por perdurar y seguir haciendo historia. Dos proyectos emblemáticos de la provincia de Sevilla que quieren devolver a la tierra lo que les ha dado, además de buscar encapsular este momento para que las generaciones futuras lo tengan muy presente. Seguro que así, saboreando estos vinos, es como entenderán que lo mejor es únicamente lo que perdura.